Imaginen estas últimas palabras en una orden por escrito dejada:
Así, pasados casi cuarenta y cuatro años de mi defunción e inhumación, mi cadáver se desenterrará y trasladará a la santa tierra de reposo sita en la madrileña localidad de Mingorrubio. A este fin, se hará uso del medio de transporte más pertinente a tan noble fin y ...