Así hablé finalmente:
- No se equivoque, Nemo ... Le detestan. Saben que este Nautilus se hundirá con usted.
Nemo miró mis ojos reflejados en el espejo.
- Pues se hundirá por usted. Pero le comprenden ... con esa comprensión que identifica todo lo humano en la conmiseración.
No volvería a abrirse.
Veinte mil lenguas de viaje subyacente, un escolio.
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