La forma de la tristeza.
Mi padre entretenía una crueldad y su culpa: enjaulaba pájaros y cuidaba celosamente de su alimentación y de su higiene. Les hablaba y silbaba en estas labores, los pájaros gorjeando, diríase, en respuesta.
Una tarde de un diciembre mi padre usó un accidente cerebrovascular para matarse y los pájaros no volvieron a escuchar su voz o su silbo. Y dejaron de comer y de beber. Impresionada, mi madre abriría las puertas de las jaulas e, impresionados, asistimos a la ausencia de cualquier reacción.
Los pájaros murieron. Supe, pronto, que el hambre es una forma de la tristeza.
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(C) Protegido.