Naves hostium - Joaquín C. Plana.
Nueva obra de Joaquín C. Plana en lulu.com.
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Dedicatarios:
A quienes, bastardos, hacen reclamo del naufragio último de un hermano.
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A quienes, bastardos, hacen reclamo del naufragio último de un hermano.
Siste, viator - Nueva obra de Joaquín C. Plana.
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No sé evitar la imagen.
Camináis entre tumbas.
Un rumor os alcanza desde más allá de una losa no sellada.
Una satisfacción temerosa.
Una deshonra consentís: sellaríais vuestra losa.
Contemplaríais el envés del mármol. Estricto resumen de vuestra andadura.
Habitáis crepúsculos.
Cadáveres crecer.
Creo que no se ha repetido. El sueño.
Las palabras que voy a escribir son …, quiero decir, … Ya están desleídas las imágenes, sé. La transcripción que sigue es falsa, como toda transcripción. Mi autoindulgencia esbozó que la distinguiera aproximación y que lo intentara.
Los camiones alcanzan el campo de plantación.
De los vehículos descienden, sonrientes, niñas y niños que, apresurándose, acceden al recinto.
Los camiones parten.
Tras las rejas tras los cristales en las ventanas, oleosas cabezas de cadáveres aún sonríen. Observan los vehículos.
Los camiones regresan.
Ya recolectada, cargan la añada.
Muchas veces he reescrito el texto. Desasosegado, me detengo ahora. Continuaría considerándolo, hasta que el sueño fuera una palabra sola que sólo yo entendiera. Si palabra.
Es todo.
——
© Protegido.
Una tragedia de Sófocles.
Es una tragedia de Sófocles. No hay elección de la acción de nacer; el hambre, ya nacido, sola, urge la permanencia y su perseverancia.
Además, en la estricta determinación aconteciente, no hay elección de la condición cuya manifestación última es dejar de respirar. Ni resignación o indocilidad en la imposible pasividad-actividad.
——
© Protegido.
La voz llega desde lejos, nítida, sin embargo, en la relajada pronunciación.
- El título ya te lo dice … Ocnos … ¡ Maricón !
La voz termina, no las resonancias, pues son anteriores al profesor de quien proviene y que son un triunfo sobre él y su ficción de lo inédito o propio.
Imaginen …
El consuelo.
Apenas víctima, pues la nuca no expuso a la cuchilla. Fueron la súplica y las monedas. Y fue un compromiso en su nombre cerrado. Después, la mujer tuvo un ruego y en una sonrisa desconocida fue aceptado: podría ocultar los cabellos bajo la capucha.
Escrupulosa, la mujer operaría el ingenio y acompañaría la postrera conciencia de las cabezas en el consuelo imposible de una caricia.
——
© Protegido.